martes, 18 de julio de 2017

5.3..Desarrollo tecnocientífico.

Uso sistemático del conocimiento y la investigación dirigidos hacia la producción de materiales, dispositivos, sistemas o métodos incluyendo el diseño, desarrollo, mejora de prototipos, procesos, productos, servicios o modelos organizativos

Está demostrado que existe una relación positiva entre la generación y explotación del conocimiento y el desarrollo económico de los países, por lo que en México existe un gran interés por desarrollar una mejor capacidad de innovar, es decir, de “generar nuevos productos, diseños, procesos, servicios, métodos u organizaciones o de incrementar valor a los existentes”. Y con ello lograr ventajas competitivas en la economía, que le permita alcanzar un crecimiento económico sustentable
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¿Qué es la tecnociencia?


Así pues, según Javier Echeverría, en La revolución tecnocientífica, la tecnociencia es una forma de practicar la ciencia y la tecnología que surge en los años 80 en EUA y que se extiende a otros países. La tecnociencia convive con la ciencia y la tecnología convencionales, pero presenta según nuestro autor rasgos característicos:
  • La investigación se organiza y el conocimiento se gestiona de manera industrial o empresarial, como una cadena productiva orientada a la eficiencia y la rentabilidad, con financiación privada en su mayor parte y políticas públicas de estímulo.
  • El sujeto de la tecnociencia es híbrido, plural y complejo; una multitud de agentes participan a través de grandes equipos y amplias redes de investigación: científicos, ingenieros, técnicos, políticos, militares, empresarios, gestores, etc.
  • El conocimiento tecnocientífico no es un fin en sí mismo, tiene una función instrumental, es un medio para la acción, para la realización de intereses y objetivos. La búsqueda de la verdad es sólo uno de los valores en juego.
  • La tecnociencia es una forma, o una fuente, de poder y de riqueza. Sirve para la supremacía política o militar, para el desarrollo económico y empresarial; es un activo estratégico de los estados, las sociedades civiles y los emprendedores.
  • La informática y en general las TIC son las herramientas básicas para el desarrollo de la tecnociencia, su método de trabajo esencial, mediante procesos de simulación, cálculo, etc.
  • En la tecnociencia intervienen una pluralidad de valores. Los valores económicos, militares, políticos, epistémicos o técnicos suelen estar en su núcleo. Pero también actúan, más en su periferia, los valores jurídicos, sociales, ecológicos, morales, etc. Todo ello provoca frecuentes conflictos de valores.
  • El conocimiento deviene empresa, capital y mercancía, objeto de propiedad y comercio, la investigación se constituye como un sector económico decisivo, como forma de negocio y medio esencial del poder. Con la innovación basada en la investigación se busca crear nuevos productos que capten mercados y generen beneficios.
  • La tecnociencia se preocupa por su imagen pública, en busca de legitimidad y consenso, precisamente porque, de hecho, cambia más las sociedades humanas y la vida de las personas que la propia naturaleza.
Podríamos decir que la tecnociencia representa la plena absorción de la ciencia y la tecnología por parte del capitalismo, al que transforma. Actúa como fuerza productiva fundamental y característica de la sociedad informacional que ella misma ha creado en buena medida: una sociedad donde más que ciudadanos hay clientes, usuarios, consumidores.

Las políticas de desarrollo del denominado Tercer Mundo suelen plantearse como una de sus prioridades la transferencia de tecnología con el objetivo de acelerar su progreso. Y la exportación de tecnologías por parte de los agentes del desarrollo conlleva su introducción en un contexto distinto al originario. El intento de transformar sociedades tradicionales según los imperativos de la racionalidad tecnocientífica elaborada por Occidente y la imposición de nuestro modelo cultural generan numerosas contradicciones. Cuanto menos, se ignoran las competencias y conocimientos de las poblaciones destinatarias o se las relega a una posición subordinada. En este artículo se plantean los problemas de la transferencia de tecnología en el marco de las políticas de desarrollo. Partiendo de la idea de que tecnociencia, naturaleza y sociedad no son compartimentos estancos, sino que interactúan conformando una trama sociotécnica compleja, se cuestionan aquellas construcciones más arraigadas del discurso tecnocientífico y se sugieren opciones sociotécnicas alternativas.


El escenario de la tecnociencia

 Una ciencia no es sólo una episteme, ya que también es un conjunto de modos de intervención sobre la realidad reconocida. Mientras que los llamados conocimientos tradicionales pierden su razón de ser fuera del contexto y de la esfera social en que operan, la tecnociencia occidental es capaz en cambio de difundir a otros entornos los sistemas tecnológicos que produce y diseminar las condiciones paradigmáticas constitutivas (es decir, las “condiciones de laboratorio” definidas por los expertos), aun a costa de generar eventualmente incompatibilidades con otros dominios sociotécnicos no tecnocientificados. Cuando los tecnólogos estipulan las características de sus productos realizan necesariamente –en especial si atañen a tecnologías artefactuales– hipótesis acerca de las entidades que configuran el mundo en el que se han de inserir (se determinan actores con gustos específicos, competencias, habilidades, juicios, etc.). En tal sentido, los objetos técnicos definen un espacio que borra a los sujetos particulares de las enunciaciones, diluye las diferencias y sólo considera los rasgos tangibles que los convierten en idénticos (pasan a ser concebidos como una abstracción, como una unidad singular indivisible que confina en su campo de actuación).

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